El
domingo, 12 de febrero realizamos una ruta turística a las Tablas de Daimiel
organizada por nuestro amigo Manolo Martín-Portugués, director técnico de
NaturAventura. El punto de encuentro fue una cafetería de Ciudad Real donde
tomar un café o chocolate con churros para entornar el cuerpo en una de las
mañanas más gélidas del presente invierno. Cuando media hora después llegamos
al centro de visitantes del parque nacional y nos apeamos del coche sentimos
como el viento del norte inclemente hacía que los -5º pareciesen pocos y
ateridos a pesar de la ropa de abrigo comenzamos a cursar una visita guiada por
lo más significativo del humedal manchego, el más pequeño de los parques de la
red nacional y a la vez más importante masegal de Europa. Para los menos
conocedores de la importancia de este oasis en el corazón de La Mancha,
declarado reserva de la biosfera en 1981, les diremos que el nombre de tablas
se debe al encharcamiento superficial de grandes extensiones del terreno, que
en este caso se produce en y por la confluencia de los ríos Gigüela y Guadiana,
que aportan agua salobre y dulce respectivamente y producen este milagro de
ecosistema que ocupa una superficie de casi dos
mil hectáreas de los términos municipales de Daimiel y Villarrubia de los Ojos.
Realizando una
pequeña ruta guiada de recorrido circular por el interior del parque que discurre por la red
de pasarelas que unen varias islas, como
la del pan. En esta ruta de poco más de dos kilómetros, encontramos en diversos
puntos observatorios desde los que apreciar algunos elementos de la fauna como ánades,
fochas, gallinetas, flamencos, cormoranes, garcetas, gaviotas reidoras, etc.
También debemos destacar la flora, especialmente los tarayes y la maraña de
carrizo, enea y masiega que surge por doquier.
Finalizada la ruta interior del parque, la
siguiente parada es la visita al molino de Molemoncho, uno de los más antiguos molinos hidráulicos harineros de Castilla-La
Mancha, recientemente restaurado y abierto a los turistas.
Y desde Molemencho, iniciamos el itinerario que bordea
el límite sur del Parque Nacional, algo menos de 9 kilómetros de camino de
tierra que en gran parte transita por la ribera del río hasta llegar a Puente
Navarro, un nuevo conjunto de puente, casa y molino situado en la carretera que
va desde Daimiel a Malagón. En sus
cercanías, en 1987 se levantó una represa en un intento de mantener un nivel mínimo
de encharcamiento del humedal cuando el aporte hídrico escasea y persiste la
sequía y los regadíos esquilman el agua de las Tablas. Desde aquí el Guadiana
sigue su curso hasta embalse del Vicario, en el término
municipal de Ciudad Real. Es el momento de hidratarse en el mesón que aquí se
encuentra tomando unas cervezas o vinos con la preceptiva tapita de pisto o
migas.
Y terminada la ruta, nos llegamos hasta el
Santuario de las Cruces donde nos espera un guiso de costillas con patatas,
para reponer fuerzas mientras alrededor de la mesa cambiamos impresiones en
animada tertulia.