Por Javier Fernández-Bravo
La práctica físico-deportiva no es una parcela que haya permanecido ajena al conjunto de cambios que ha experimentado una sociedad como la nuestra, regida por principios democráticos y caracterizada por la pluralidad y el deseo de cambio en todos los órdenes. El pasado siglo ha sido la centuria en la que definitivamente hemos asistido a la eclosión del deporte femenino. La diversidad en la oferta de actividades físicas ha actuado como un catalizador de los anhelos de las mujeres por integrarse al mundo deportivo. Este fenómeno de integración de la mujer al marco deportivo se ha plasmado especialmente en las artes marciales.
Superados definitivamente los tiempos en los que se atribuían facultades masculinizantes al deporte y en los que se orientaba a las niñas hacia actividades mal llamadas “propias de su sexo”, como la danza. Las mujeres de nuestros días se embuten sin prejuicios en su kimono y se aplican con deleite al aprendizaje y perfeccionamiento de disciplinas como el karate, el kick-boxing, el nihon Tai-jitsu o la defensa personal, poniendo de manifiesto que los límites al rendimiento no son de carácter sexual, sino que sólo los pone la valía y el esfuerzo personal de cada individuo.
Todos somos conscientes de los múltiples beneficios que el ejercicio físico reporta al practicante, pero en especial a las artes marciales, dada su peculiaridad, se les atribuye comúnmente un valor añadido que trasciende a lo meramente físico.
A continuación analizaremos algunas de las aportaciones de las artes marciales a la mujer.
• Relación social e integración, permitiendo romper con la rutina diaria y facilitando el establecimiento de nuevas y enriquecedoras experiencias con otras personas que comparten unas mismas de inquietudes.
• Como medio de preparación física, las artes marciales favorecen el mejoramiento de las funciones realizadas por los principales sistemas y aparatos corporales, aumentando la capacidad de rendimiento, retardado la aparición de la fatiga, combatiendo los dolores de espalda y las molestias circulatorias tan comunes en el mundo femenino.
• Actividad sistemática y planificada: La práctica de artes marciales, como el karate, se realiza de forma gradual, con una metodología moderna e individualizada que permite su aprendizaje y perfeccionamiento a cualquier persona sin necesidad de tener antecedentes deportivos previos o unas grandes cualidades físicas. Son imprescindibles el esfuerzo y la continuidad como medios para alcazar los objetivos propuestos.
• La competición no es obligatoria y se reserva para las más “lanzadas”, por lo que durante los entrenamiento se puede mantener un ambiente distendido que propicia que surjan los aspectos más recreativos y amenos del deporte.
• Su propia naturaleza de deporte de combate favorece la función de catarsis, por la que la persona se descarga y libera de las tensiones emocionales que soporta en su quehacer diario.
• Las artes marciales cumplen también una función estética, ya que como resultado de su práctica, se produce un mayor consumo de calorías, lo que repercute positivamente en una deseada pérdida de peso y la sustitución del tejido graso por un atractivo tono muscular.
• No podemos olvidar, especialmente cuando tantas mujeres son víctimas de agresiones y actuaciones violentas, que las artes marciales son un valioso y práctico método de defensa personal, que aportan auto-control, confianza en sí mimo y seguridad al practicante.
En nuestro club la participación activa de la mujer en la práctica de las artes marciales se vertebra en torno a un programa que se caracteriza porque:
• Orienta sus objetivos hacia la promoción deportiva y el fomento del “deporte para todos”, por encima de los meros resultados competitivos. Nuestro fin no es competir sino participar de forma continua.
• Erradica los estereotipos sexistas con que frecuentemente se identifica la práctica deportiva en general y las artes marciales en particular.
• Fomenta la No discriminación por razón de sexo, por cuanto que son actividades abiertas a cuantas personas quieran participar.
• Favorece la integración deportiva femenina, ya que durante los entrenamientos no se establece separación por razón de sexos, sino que hombre y mujeres comparten tiempos y espacios sin otra limitación que sus propias limitaciones y capacidad individual.
• Proporciona seguridad y equilibrio emocional a las mujeres que toman parte en estas actividades
• Nuestro programa de actividades se desarrollará en un horario que permita conciliar la vida familiar, laborar y la práctica deportiva.
• La oferta de actividades de nuestro programa puede dar respuesta a diversidad de personas con capacidades e intereses diferentes.
El marco de actuación de este programa para la mujer, se articula en torno a dos grandes líneas de actuación:
1) Eventos puntuales, como cursos de iniciación y otras actividades de promoción deportiva, señaladas en el calendario de actividades de esta Entidad, de breve duración, orientadas específicamente a la difusión deportiva y a la captación de nuevos practicantes.
2) Las escuelas deportivas promovidas por el Club Shotokan-Ciudad Real, con carácter permanente y cuyo marco de actuación temporal trasciende a un periodo limitado sino que están orientadas a facilitar la práctica regular y sistematizada del deporte como pauta de un modelo de vida.