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domingo, 9 de marzo de 2014

Los 20 errores más frecuentes que cometemos en el gimnasio


EL HUFFINGTON POST / Margarita Lázaro
  |  Publicado: 

Los usuarios de centros deportivos cometen errores constantemente. Fallos que llevan a que el entrenamiento no sea tan efectivo como les gustaría y que incluso se lesionen con más facilidad.
Una práctica deportiva irracional puede provocar un amplio abanico de dolores musculares, como contracturas, distensiones y lumbalgias. También puede llevar a roturas de ligamentos, esguinces y dislocaciones, según recoge la Sociedad Matritense de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Y claro, entre dolores, lesiones y falta de resultados lo normal es que mucha gente abandone la práctica mucho antes de lo que debería.
Para evitar que tú seas uno de ellos, hemos hecho un repaso de los 20 errores más comunes del usuario de gimnasio, para que puedas corregirlos y logres el éxito. ¡Aún estás a tiempo!

domingo, 17 de noviembre de 2013

El ejercicio aeróbico mejora la memoria, la función cerebral y la condición física

Artículo aparecido en el Diario Lanza el día 12 de noviembre en el que habla de los beneficios del aeróbic

          

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lunes, 4 de febrero de 2013

Reflexiones sobre Defensa Personal VI


Esta entrega pone fin a la serie de artículos  que a lo largo de los últimos meses he incluido en este medio sin mayor pretensión que animar a nuestros seguidores a reflexionar sobre lo qué es la defensa personal, su propósito  y los aspectos que la caracterizan. Para incitar a esta reflexión, he recurrido a la formulación de una serie de preguntas a las que yo mismo, el lector debe juzgar si con mayor o menor acierto, he tratado de responder desde mi visión y experiencia personal en esta disciplina. De este modo, el qué, cómo, para qué y cuánto entrenamos se han convertido en los elementos sobre los que se ha vertebrado este pequeño ensayo.

No podemos obviar que una cosa es el entrenamiento y otra la puesta en práctica. Ésta se produce en contextos de verdadero peligro en los que la preparación física y el entrenamiento técnico no son concluyentes para establecer la capacidad de respuesta de un sujeto. En estas situaciones debemos afrontar y superar no sólo la amenaza real que representa nuestro agresor, sino también una serie de retos u obstáculos internos de génesis emocional como miedo, frustración, ira, cansancio, dolor… que pueden provocar que una persona bien entrenada actúe como un individuo indeciso e ineficaz y su capacidad para producir una respuesta coherente se vea notablemente disminuida. 

En consecuencia, un entrenamiento adecuado debe ser integral y tener en cuenta que junto a los elementos antes expuestos coexisten otros factores de naturaleza psicológica, tan importantes como la preparación física y técnica (si no más), que  determinan nuestra aptitud para encarar situaciones catalogadas como propias del ámbito de la defensa personal y abarcar tanto la preparación física y técnica como la psicológica. Este artículo se centra en el aspecto.

Factores psicológicos de la defensa personal.

La personalidad de un individuo es un aspecto determinante de la conducta y por consiguiente de sus reacciones. La personalidad es entendida como una mezcla de factores temperamentales (definidos genéticamente) y caracterológicos (definidos por el ambiente) que puede resultar decisiva, entre otros ámbitos, en su capacidad para la autodefensa.  Hay rasgos de la personalidad que  intervienen en la respuesta que damos a las diferentes situaciones que, a priori, podemos considerar como favorables en contraposición a otros negativos. Por ejemplo: sosegado vs ansioso; seguro vs inseguro; analítico vs irreflexivo; colérico vs calmado; histérico vs flemático.

El contexto espacio-temporal en el que suceden los hechos. A diferencia del lugar de entrenamiento, que podemos catalogar como un espacio amable al que acudimos de forma voluntaria y predispuestos física y mentalmente, las agresiones o acciones que ponen en riesgo nuestra seguridad suelen ser sobrevenidas y acontecen normalmente en un medio neutro, en el mejor de los casos, u hostil, con una gran variable de circunstancias ambientales que mayoritariamente escapan a nuestro control y que incrementan la dificultad para resolver la situación. No es lo mismo un sitio cerrado que un sitio abierto; un espacio privado que un espacio público; es diferente una escena de lucha individual que una reyerta múltiple; tampoco es lo mismo que los hechos se produzcan en presencia de gente o no; otro condicionante que puede ser reactivo o inhibidor es la presencia de nuestros familiares o amigos. 

La percepción y valoración del peligro es una cualidad subjetiva que depende, entre otros aspectos, de las experiencias anteriores, los valores individuales o el estado emocional del sujeto. Los mecanismos de identificación, interiorización y reacción ante el peligro se fundamentan en aspectos como la novedad o la cotidianidad de dicho trance. En otras palabras, una persona acostumbrada a trabajar con una amenaza (como pueden ser los miembros de los cuerpos de seguridad) lo acepta como una situación de normalidad, puesto que su valoración del riesgo es muy inferior a la que realizaría una persona no habituada a ese tipo de situaciones.

El miedo y la ansiedad son reacciones normales vinculadas al instinto de conservación y que actúan como una alarma ante escenarios que identificamos como amenazantes para nuestra integridad.  Reconocemos un peligro y nos ponemos en un estado de máxima atención, agudizamos los sentidos, nos mantenemos alerta y nos prepara para la lucha. Si el miedo no alcanza un cierto grado de excitación, disminuye nuestro estado de alarma y consecuentemente nuestra capacidad de reacción. En el polo opuesto, el miedo incontrolable deja de protegernos y nos bloquea e impide una actuación apropiada.
El individuo no actúa sólo en función de lo que sabe o puede hacer; su conducta al decidir qué hacer también responde a la valoración de las consecuencias que sus actos tienen para consigo mismo y para con los demás en correspondencia con la magnitud de los riesgos y las implicaciones sociales que estos suponen. Una conducta no patológica se rige por los principios normativos y morales que son comunes en su sociedad.

La mayoría de nuestras limitaciones se encuentran en nuestra mente, por eso, en situaciones muy adversas, el carácter del individuo, su actitud personal, su determinación para resistir en la lucha y superar las dificultades hasta alcanzar lo deseado, sus experiencias previas, su capacidad agónica y para soportar el dolor, su nivel de autoestima y autoconfianza… en definitiva,  la voluntad del sujeto por sobrevivir puede resultar decisiva.  



En conclusión:
  • La defensa personal no es un deporte ni un arte marcial, sino una disciplina compleja y ecléctica con un fin en sí misma: la autoprotección.
  • Para alcanzar sus objetivos de vale de todos los recursos dsiponibles, desde la lucha a manos desnudas, el uso de armas o la utilización de cualquier objeto a nuestro alcance.
  • La defensa personal se nutre de las aportaciones de las artes marciales y deportes de combate, con las que comparte fundamentos y principios.
  • En el campo de la defensa personal, no hay ningún método que garantice el éxito, pero el entrenamiento específico nos proporciona herramientas que nos hacen potencialmente más eficaces y aumentan la confianza y seguridad en nosotros mismos. 
  • El adiestramiento es eficiente cuando es sistematizado y se ajusta a las necesidades de cada individuo.
  • El entrenamiento técnico y un cierto nivel de preparación física son elementos necesarios para alcanzar el mayor grado de eficacia, pero no suficientes por sí mismas. 
  • Nuestras capacidades técnica y física se encuentran en estrecha interdependencia con los factores personales, subjetivos, emocionales y situacionales que pueden intervenir en cada uno de los momentos de la lucha actuando favorable o negativamente en nuestras reacciones. 
  • La mejor medida de defensa personal es la prevención.


lunes, 31 de diciembre de 2012

Reflexiones sobre defensa personal V


Continuando con esta serie de reflexiones que vengo compartiendo con los lectores de nuestra publicación en torno al tema de la “defensa personal”, queda por abordar el ¿Cuánto entrenamos?  Antes de adentrarnos en pormenores, recordemos que el entrenamiento se compone de tres variables fundamentales: volumen, intensidad y frecuencia. Como apunté al inicio de esta sucesión de breves artículos, la cuestión que ahora planteo es de fácil respuesta por cuanto que se trata de responder a la frecuencia, un aspecto mensurable, algo no subjetivo ni valorativo si no cuantificable en términos numéricos ¿cuánto tiempo dedico a entrenar aspectos estrictamente vinculados con la defensa personal o directamente aplicables en el combate cuerpo a cuerpo?
No debería resultar difícil determinar qué cantidad de horas me ocupa semanalmente mi rutina de entrenamiento de autodefensa. Si tomamos como referencia lo que hasta hace no mucho era un plan de entrenamiento estandarizado en España, es decir, tres horas en semana, normalmente días alternos, la mayoría de los entrenadores convendríamos en decir que este plan sería adecuado para la generalidad de la población adulta y que de mantenerse de forma continuada, el/la practicante lograría conocer y cierto dominio de los fundamentos de la defensa en un plazo de un año,  en dos años alcanzaría destreza y desahogo en las ejecuciones y en tres años se desenvolvería con pericia y un alto grado de competencia en sus acciones.

 
Sabemos que a través del entrenamiento logramos el  aprendizaje motor a la par que una la adaptación fisiológica de nuestro organismo por el efecto acumulativo que en él provoca este estimulo.  En consecuencia, podemos discernir que en una etapa inicial o de formación básica el volumen de entrenamiento es el parámetro fundamental. En una segunda fase, o periodo de consolidación, la carga del entrenamiento puede relajarse en sus indicadores cuantitativos y poner énfasis en la intensidad. Cuando se ha alcanzado un buen nivel, basta con un menor número de entrenamientos para conservar la habilidad ya adquirida. 

Aunque el planteamiento es simple y los números son fríos y no engañan, en su aparente sencillez puede ocultarse una evidencia mayor: el número de horas que necesito entrenar para alcanzar un nivel de rendimiento aceptable es inversamente proporcional a la habilidad innata de cada sujeto, a sus antecedentes y experiencias previas personales.

La frecuencia del entrenamiento se relativiza cuando se trata de desarrollar una actividad de mantenimiento de unas cualidades que ya forman parte de forma de actuación como movimientos reflejos.

En preparación física se suele decir que durante una semana:
-       1 sesión de entrenamiento es mejor que nada.
-       2 sesiones son el doble de buenas que una.
-       3 sesiones son el doble de buenas de dos.
-       4 sesiones son lo recomendable.
-       5 sesiones son más que suficiente.
-       6 sesiones son peor que cinco.
-       7 sesiones no garantizan el éxito, pero si la saturación.
Cuando un mismo estimulo es reiterativo, puede dejar de ser un reactivo y no lograr su propósito sino el contrario

Corresponde al entrenador valorar a su pupilo de forma  personal y  determinar en qué etapa se encuentra, para  actuar en consecuencia a sus objetivos regulando los factores de volumen, intensidad y frecuencia

lunes, 3 de diciembre de 2012

Los Katas del Maestro Asai



Cuando hablamos del estilo de Karate del desaparecido maestro Asai, debemos tener en cuenta que los katas estándar de la Japan Karate Association (JKA) conforman la base de su formación y su método de enseñanza. Desde esta perspectiva, son esenciales para comprender plenamente los anteceden-tes del karate de Asai Shihan. A la listas de los 26 katas estándar de la JKA del maestro  Nakayama, Asai ha añadido Hyakuhachiho (Supareimpei) con la denominación Hyakuhappo. De esta forma la lista queda así: 1. Heian Shodan, 2. Heian Nidan, 3. Heian Sandan, 4. Heian Yondan, 5. Heian Godan, 6. Tekki Shodan, 7. Bassai-dai, 8. Kanku-dai, 9. Enpi, 10. Jion, 11. Hangetsu, 12. Jitte, 13. Gankaku, 14. Tekki Nidan, 15. Tekki Sandan, 16. Kanku sho, 17. Bassai-sho, 18. Chinte, 19. Sochin, 20. Nijushiho, 21. Gojushiho-sho, 22. Gojushiho-dai, 23. Wankan, 24. Unsu, 25. Jiin, 26. Meikyo y 27. Hyakuhappo (Hyakuhachiho).

El kata estándar de Shotokan, generalmente, fija su objetivo en el fortalecimiento físico y orienta su práctica al desarrollo de potencia y velocidad. Pero, contrariamente a lo que el ejecutante pretende, con demasiada frecuencia su musculatura se contrae en desmesura y el resultado son gestos cargados de rigidez, en los que no se aplica adecuadamente el kimê y a los que se resta velocidad.   Sabemos que la principal preocupación de Asai Shihan fue combatir la "rigidez" y el "movimiento no natural" que había encontrado al impartir sus seminarios técnicos por todo el mundo. Al principio trató de volver a enseñar el  kata Shotokan estándar y técnicas poniendo el foco de atención en la suavidad y la flexibilidad en la ejecución, pero todos sus esfuerzos fueron baldíos. Por lo tanto, comenzó muy sutilmente a "shotokanizar" muchos koten kata (kata antigua) que poniendo el énfasis en el concepto de "Junansei".  Como resultado, el kata Asai ryu supone una ampliación del repertorio técnico y fundamentos de karate Shotokan, para incluir acciones y formas que habían dejado de ser parte de la formación en las escuelas tradicionales del karate Shotokan. Estas nuevas formas reflejan claramente la idea de lo que es el “Asai Karate”: giros, posturas largas y cortas entrelazadas, técnicas circulares, barridos y desequilibrios, proyecciones y saltos, desplazamientos multidireccionales, etc. hasta confeccionar un completo conjunto acciones en las que se armoniza espectacularidad y eficacia. Estos movimientos, a diferencia de Shotokan clásico, no requieren de gran potencia e incluyen una forma de energía natural y gestos que causan impactos letales. Sin embargo, cuando uno envejece, paso a paso se debe cambiar para seguir mejorando en el karate. Para lograr esta mejora gradual mediante un movimiento más relajado es esencial el aprovechamiento de la energía natural. 

El Maestro Asai concebía  los katas como secuencias de kihon sistematizadas, y cada kata de su sistema se dirige al tratamiento de técnicas o puntos específicos. En comparación con los katas tradicionales, la obra de Asai  es más avanzada, mejor elaborada y aplicable al combate.

Según Masao Kagawa: “Los katas Shotokan tienen movimientos corporales muy ortodoxos, vas hacia delante, hacia atrás, hacia el lado, etcétera. Los katas de Sensei Asai están un nivel por encima ya que estás haciendo diferentes movimientos y girando de tal manera que descubres diferentes formas de generar potencia y eso se refleja en tu Shotokan, que en consecuencia se convierten en movimientos más explosivos, más refinados”. 

El mismo Asai Shihan afirmó: “En realidad uno o dos kata es suficiente para toda la vida. ¡Da igual pensar en cualquier número! Las artes marciales son entrenamiento físico, no números, no teoría. A través de la repetición física, debemos crear en nuestra mente subconsciente una respuesta rápida ante cualquier situación. No simplemente memorizar movimientos. Para mí, el kata es una respuesta rápida, una herramienta de entrenamiento en solitario para la perfección de los principios esenciales del combate. El kata no es el problema, la acción del cuerpo si lo es”.

Ahondando en este punto, Asai Shihan añadió: “Un kata más o menos no es tan relevante.Enmarcarse en un número limitado de katas es una forma de mente cerrada. Una mente cerrada para desarrollar su máximo potencial de la lucha para mí es una tontería. Si la gente siente que quiere tener 15 katas, que está muy bien, si eso es lo que quieren. Sólo recuerda el Sr. Funakoshi practicaba muchos katas, y que si Gigo Funakoshi (su hijo Yoshitaka) hubiera vivido hasta la vejez, creo que lo que la gente que ahora se consideran "ortodoxo Shotokan-ryu" tendría muchos más katas”. 

Otro punto que diferencia el kata Asai-ryu ha de los kata Shotokan tradicionales es el hecho de que de ellos conocemos no sólo a su creador, sino las aplicaciones específicas de cada técnica, dentro de cada kata, y también los fines para los que fue concebido por el propio artífice.

Evidentemente, no podemos retroceder en el tiempo y pedir creadores chinos o de Okinawa de los diversos katas clásicos que nos expliquen sus propósitos o nos desvelen sus secretos. De hecho, probablemente no se puede retroceder mucho más allá de la década de 1950. Otra cuestión importante a considerar es que todas las posibles katas Shotokan Bunkai / Oyo-Jutsu (análisis y aplicación de la técnica) son una conjetura y nadie puede afirmar con veracidad conocer la intención original y el propósito que había detrás de estos kata.  El valor del kata Asai-ryu ha es que no está basada en la competición o ha modificado las formas, sino se fundamentan en la aplicación real de Kumite.

Se tiene constancia de  46 katas, conocidos como Asai Ha. Sabemos que, en algunos casos, en tiempos posteriores a su presentación el maestro alteraría una técnica, la aplicación, o incluso una sección entera de algunos de estos katas. También podemos encontrarnos con diferentes versiones de un mismo kata, según sea el instructor que lo enseña. No sabemos si se debe a cambios realizados por el Maestro Asai sobre una versión anterior o a modificaciones hechas por un instructor. Asimismo, algunos de los instructores que trabajaron estrechamente con el maestro han desarrollado formas inspiradas en los principios del Karate de Asai Shihan, como Kato Sadashige Shihan o Bruno Köller Sensei.
Según Andre Bertel Sensei,  los katas de Asai Shihan pueden ser divididos en dos grupos distintos: kihon kata y koten kata (clásico). Pero, según mi criterio, los katas creados por Asai Shihan pueden ser clasificados en cuatro grandes grupos: Kihon Kata, Katas básicos, Renshu Kata y Koten Kata 
Kihon Kata: formas primarias que tienen por finalidad  introducir al alumno principiante en los movimientos fundamentales, brindándoles las herramientas para empezar a descubrir las técnicas del Karate-Do. Los componentes principales de estos katas son: posiciones, desplazamiento, uso de la cadera, aplicación de la fuerza y control de la respiración.
Son katas bastantes simples en su ejecución, tienden a ser totalmente simétricos, y con un embusen sencillo que concluye en el mismo punto de donde partieron. En algunos casos se trata de encadenamientos de técnicas pertenecientes a un mismo grupo cuya ligazón simplifica su aprendizaje y entrenamiento de una forma dinámica y ordenada. Dentro de este grupo  podemos encontrar:  Kata Renzoku, Ken No Kata, Kihon No Kata, etc.
Renshu Kata: son formas de entrenamiento o ejercitación en los que, por lo general, se entrenan una técnica específica o un grupo de técnicas. Son muy adecuados para el desarrollo de alguna habilidad corporal concreta e igualmente útiles para el mejoramiento de alguna carencia en cualquier aspecto de su karate. No son katas obligatorios en los programas de examen o para competiciones. En este grupo encontramos: Rantai, Kyakusen, Hikioshi, Gyaku Zuki No Kata, entre otros.

Katas básicos: Tienen una clara finalidad pedagógica, buscando la corrección técnica conforme el estudiante progresa. Con un esquema de desplazamientos (embusen) simple (en muchos casos similar), en los que va aumentando la complejidad de las acciones ejecutadas de cada Kata al siguiente. El incremento gradual de la dificultad permite un aprendizaje progresivo de las técnicas usadas yendo de las más simples a las más sofisticadas, tanto defensivas como de ataque. Dentro de este grupo  encontramos dos series: Junro Kata y Joko Kata.
Koten Kata: Bajo esta denominación se agrupan una serie de katas de corte  clásico, creados sobre la base de las fuentes antiguas estudiadas en Okinawa y China o adaptados de formas clásicas no habituales o que se perdieron en el Karate Shotokan. El maestro Asai siempre hizo hincapié en que no se inventó estos kata,  sino que los "recreó” a partir de formas antiguas. Por supuesto, son fruto de una experiencia de más de medio siglo de práctica e investigación del Karate Shotokan  y de otras formas de lucha y reflejan nítidamente su concepción de los principios del Bu Jutsu. El Kata sólo sirve si sirve para mejorar el arte marcial.
Debemos tener en cuenta el hecho de que la práctica de estos katas debe estar casi reservada a cinturones negros.  Este material es para aquellos que han cruzado la barrera del primer Dan en Karate Shotokan y entienden la complejidad de la próxima fase de desarrollo en el karate. 
Sin el conocimiento de las características específicas de Karate Asai no puede realizarse correctamente los katas del de karate Asai. Anteriormente ya he señalado que en comparación con el kata estándar de Karate Shotokan, a simple vista, el Kata de Asai es más complejo e interesante.  No se trata  sólo de  un conjunto de técnicas más o menos vistosas, estos katas configuran un tratado de lucha que evoca el espíritu del bu-jutsu. Cada kata es diferente, aunque el método es similar, por supuesto y comparten un mismo gran objetivo: la formación de mejores karatekas. 
La lista de los Katas del sistema Asai Ryu es
1. Dai Itsu Ken, 2. Dai Ni Ken, 3. Dai San Ken, 4. Dai Yon Ken, 5 Gyaku Zuki No Kata, 6. Junro-Shodan 7. Junro-Nidan, 8.Junro-Sandan, 9.Junro-Yondan, 10. Junro-Godan, 11. Joko Issei, 12. Joko Nisei, 13. Joko Sansei, 14. Joko Yonsei, 15. Joko Gosei, 16. Kihoken-Issei, 17. Kihoken-Nisei, 18. Kihoken-Sansei, 19. Meikyo-Nidan, 20. Meikyo-Sandan, 21. Jurokuho, 22. Nijuhappo, 23. 24.Kyakusen-Shodan, 25.Shinken, 26.Shotei-Dai, 27. Shotei-Sho, 28 Rantai, 29. Sensho, 30. Hachimon, 31. Senka, 32. Rakuyo, 33. Seiryu, 34. Kakuyoku-Shodan, 35. Kakuyoku-Nidan, 36. Kakuyoku-Sandan, 37. Suishu (Mizu No Te), 38. Kashu (Hi No Te), 39. Roshu (Nami No Te), 40. Hushu (Kaze No Te), 41. Shoto, 42. Kaminari-Arashi, 43. Shinobiyoru-Hayabusa, 44.Yokotawaru-Tatsu,45. Hakaishu, 46. Kibaken Shodan. 


Por último podemos encontrar el grupo de Kata en silla de rueda, para personas discapacitadas, Asai ryu ha Kurumaisu: 
1. So-rin Dai, 2, So-rin Dai ikken, 3. So-rin Dai nikken

Además tenemos katas creados por otros instructores que siguen el estilo de Asai Shihan:
1. Mawari No Kata* 2. Zenkutsu Dachi No Kata**, 3. Zenkutsu Dachi **, 4. Kiba Dachi No Kata**. 5. Kibaken Nidan**, 6. Kibaken Sandan** 7. Kibaken Yondan** 8. Kibaken Godan**  9. Supar Kibaken**
* Bruno Köller, ** Kato Sadashige

Kata silla de rueda, para personas discapacitadas,  desarrollados por Sadashige Kato Shihan
1. Shorin-dai, 2. Nirin-dai, 3. Sanrin-dai

viernes, 2 de noviembre de 2012

Reflexiones sobre Defensa Personal III


En este número pretendo animar a los lectores de nuestro Boletín a reflexionar sobre este punto: ¿cómo entrenamos para situaciones de defensa personal?

Una vez que he establecido que nuestros objetivos son alcanzar competencia en una serie de habilidades motrices específicas, el dominio de situaciones tácticas y lograr el adecuado control emocional que facilite su empleo de modo que nos permitan, con el mayor grado de certidumbre posible, solventar una situación de autodefensa, ahora se hace preciso definir nuestro programa de entrenamiento, articulado o dispuesto en sesiones, en los que desarrollamos los contenidos para lograr los objetivos señalados. Con estos contenidos damos respuesta al ¿qué entreno? Toca en este momento analizar el método o métodos de entrenamiento, el camino que seguimos, para llegar al resultado o fin que nos hemos propuesto.

El método es el modo ordenado y sistemático de proceder para organizar las sesiones de entrenamiento en función de los objetivos que perseguimos y que nos sirve para orientar los contenidos de estas sesiones disponiéndolas en planes o programas a corto, medio o largo plazo. Con los métodos se garantiza una organización, planificación, dosificación de la carga, un control de la misma y la evaluación de los resultados.
Aunque existen distintos métodos, todos ellos pueden describirse y analizarse en sus componentes principales a partir de tres elementos: el enfoque, el diseño y los procedimientos.
El enfoque debe explicar, justificar y demostrar la validez de los ejercicios realizados en los entrenamientos para ser aplicados en el campo de la defensa personal. El enfoque deber ser sistemático y, en consecuencia, netamente experimental, práctico y utilitario a nuestro fin.
El diseño de la metodología a emplear debe ser contextualizada a las características del grupo de personas a las que se dirige, teniendo en cuenta sus singularidades (sexo, edad, antecedentes…) para planificar los aspectos cuantitativos y cualitativos del entrenamiento. Los factores determinantes para la mejora de nuestro rendimiento son: el volumen, la frecuencia o periodicidad, la duración, la densidad y la intensidad de los adiestramientos, atendiendo a los principios generales del entrenamiento deportivo, en cuanto a continuidad, progresividad, multilateralidad…
En relación a los procedimientos, la naturaleza de nuestra materia no deja lugar a dudas, debe ser eminentemente activa y práctica. Leer un libro nos puede aportar conocimiento no pericia y pericia es lo que necesitamos.
Aunque un entrenamiento puede inclinarse hacia alguno de estos tipos de ejercicios, la mejora del rendimiento sólo se producirá por la combinación adecuada de ambos tipos en el entrenamiento. Sobre la base de los ejercicios generales, superada la fase de iniciación, la mayor carga del trabajo debe recaer sobre la práctica de ejercicios específicos de autodefensa que se orienten a fijar un hábito motor. Recordemos que todo aprendizaje motriz comporta un proceso de enseñanza y aprendizaje por repeticiones que convierte nuestros movimientos en los gestos técnicos que van a determinar el rendimiento corporal. Cuanto más exacto sea el gesto mejor definición de la técnica tendremos y cuanto más lo repitamos más afianzado queda en la memoria neuromotriz, más automatizado.


La defensa personal es una realidad compleja y una buena planificación de los entrenamientos requiere de la base de unos conocimientos teóricos y prácticos, pero para poder realizar una buena intervención debe y sustentarse sobre una intensa práctica que se ocupe de los hechos que realmente acontecen y tenga en cuenta las condiciones contextuales en las que producen comúnmente las situaciones de enfrentamiento cuerpo a cuerpo, para observarse la realidad, conocer y experimentar qué es lo que puede hacerse en una situación determinada y arquetípica, pero a la vez dinámica, cambiante y, sobre todo, no sujeta a reglamentos, la calle dicta sus propias a normas. A su vez, nuestro método debe ser auto correctivo y estar abierto a la incorporación de nuevos conocimientos y procedimientos ocupándose de desarrollar unas capacidades, destrezas y actitudes que nos permitan la intervención eficaz en situaciones de peligro



lunes, 8 de octubre de 2012

miércoles, 3 de octubre de 2012

Reflexiones Sobre la Defensa Personal II


QUÉ ENTRENAMOS 

Por Javier Fernández-Bravo del Prado
Director Técnico Club Shotokan-Ciudad Real

Continuando con las reflexiones que he querido compartir con los lectores de esta publicación, pretendo ahora ahondar en cada uno de los factores que, en mi opinión, tienen mayor incidencia para determinar si la disciplina que practicamos es más o menos válida para aplicarse en el ámbito de la defensa personal.  En este caso, abordaremos el ¿QUÉ ENTRENAMOS?

Para facilitar la comprensión de este punto, debemos partir del concepto mismo de defensa personal. Para mi no es una arte, no es una modalidad deportiva, no es una ciencia; es una disciplina que pretende desarrollar la capacidad de utilizar todos los recursos a nuestro alcance para salvaguardar nuestra integridad personal, la de nuestros allegados y nuestros bienes. Yo concibo la defensa personal como una materia de naturaleza ecléctica que requiere del estudio y práctica de situaciones ambientales y psicológicas específicas que quedan al margen de la ortodoxia de la mayoría de la artes marciales.

Se define el entrenamiento como un proceso sistemático que trata de mejorar nuestro rendimiento, nuestras prestaciones, a través la práctica con las habilidades y destrezas técnicas que componen nuestra modalidad, de tal forma que el uso de estas herramientas sea natural en nosotros. Como señalé en el número anterior, en el ámbito de la defensa personal, el entrenamiento debe integrar los aspectos fisiológico,  técnico y psicológico, con el fin último de alcanzar el mayor grado de eficacia posible. Por lo tanto, si este es nuestro objetivo, no nos vale cualquier tipo de entrenamiento, hemos de tener en cuenta que si entrenamos carrera seremos buenos corriendo; si hacemos meditación, desarrollaremos una conciencia más clara de nosotros mismos; si leemos libros, tendremos un gran conocimiento teórico; si hacemos combate deportivo seremos buenos en eso, pero ninguno de estos aspectos supondrá un mejora en lo que realmente nos interesa: nuestra capacidad para repeler un ataque real. Por todo ello,  nuestro adiestramiento  debe atenerse al principio de especificidad, es decir,  necesitamos reproducir y practicar asíduamente y con la mayor fidelidad los casos y contextos más comunes y en las que se produce situaciones que requieren verdaderamente el empleo de estas habilidades.
Nuestra meta no debe ser adquirir un conocimiento general y superfluo de muchas cosas, al contrario, atendiendo al irrenunciable postulado de eficacia: “es bueno lo que sirve y es preferible lo que mejor me sirve”. De esta manera, nos resultará mucho más operativo el dominio de un selecto conjunto de técnicas sencillas, de fácil ejecución, que no requieran grandes capacidades físicas. Hay que huir de las acciones muy bonitas y enrevesadas en favor de lo práctico. Aunque no dudo de forma individualizada es posible ser fieles a un único arte marcial y ser eficientes, la defensa personal se vale no solo de todas las armas naturales de nuestro cuerpo, sino que abarca el uso de cada uno de  los recursos a nuestro alcance, entre los que se incluyen los útiles de fortuna: bolsos, llaves, palos, cinturones, tierra,  espráis… y cualquier otro objeto o elemento ambiental que pueda sernos aprovechable para nuestra finalidad de autodefensa. Un  adiestramiento integral debe cubrir todos aspectos y será más adecuado cuento más atención preste a los mismos.


“Podemos ser  muchas cosas, pero sólo somos lo que entrenamos”

martes, 4 de septiembre de 2012

Reflexiones sobre la Defensa Personal (1)

Existe cierta controversia sobre si las llamadas artes marciales conservan actualmente su valía como verdaderos métodos de lucha cuerpo a cuerpo o han perdido su exencia como instrumentos de autoprotección o consecuencia de la creciente exaltación de su vertiente deportiva y competitiva. Las artes marciales (tradicionales) hoy en día son sistemas complejos que, en distintas dosis, integran elementos de naturaleza muy diversa como preparación física, cultura, historia y filosofía, esoterismo y deporte (con todas las funciones que le son propias: educativa, higiénica, narcisista, asociativa, recreativa, hedónica…). Pero basta con analizar brevemente la forma de sus movimientos técnicos para corroborar que nos encontramos ante una amalgama de acciones (bloqueos, golpes, agarres, palancas, volteos, estrangulamientos…) susceptibles de ser empleadas ante posibles adversarios.

Desde mi punto de vista, hemos de considerar las técnicas sólo como unos instrumentos de los que con cierto grado de especialización puede valerse una persona en su necesidad de repeler una agresión e infligir un daño al contrario a fin de salvaguardar su propia integridad. Aunque estos entramados técnicos por si mismos no son determinantes para asegurar su utilidad como medio de autodefensa, en mi opinión, no debemos albergar dudas respecto a las artes marciales como útiles procedimientos de defensa personal ya que sus virtudes en este sentido han sido sobradamente probadas en el tiempo. La eficiencia de cada una de estas disciplinas viene determinada no por el propio sistema, sino por el enfoque que imprime a sus entrenamientos en maestro enfatizando una u otra faceta de las antes señaladas y, principalmente, por nuestra capacidad personal en el uso de estos instrumentos, estas habilidades y destrezas motrices, para dar respuesta a las siguientes cuestiones:
- ¿QUÉ ENTRENAMOS? Individualmente hay que analizar la importancia que en nuestras rutinas tiene cada uno de los elementos que integran la disciplina objeto de práctica. Observaremos si el tiempo lo dedico a: meditación, preparación física y endurecimiento, práctica de combate deportivo, aprendizaje y mejoramiento del kata, combate en el suelo y en diferentes situaciones no transferibles al ámbito deportivo… Además del compendio técnico de nuestro arte marcial, la defensa personal requiere del estudio y práctica de situaciones ambientales y psicológicas específicas que quedan al margen de estas disciplinas.
-¿CÓMO ENTRENAMOS? Aquí deberíamos reflexionar sobre los aspectos cualitativos de nuestro entrenamiento: intensidad, dureza, nivel de veracidad, vivencia… además de tener en cuenta principios generales del entrenamiento, como continuidad, progresividad, alternancia, especificidad…
-¿PARA QUÉ ENTRENAMOS? Este apartado respondería a la motivación con la que acudimos a los entrenos; si es de carácter profesional, por mantenimiento físico, establecimiento de relaciones sociales, de ocupación del tiempo de ocio…
-¿CUÁNTO ENTRENAMOS? La última cuestión que planteo es de fácil respuesta; cuánto tiempo dedico a entrenar aspectos estrictamente vinculados con la defensa personal o realmente aplicables en el combate cuerpo a cuerpo.


En conclusión, la relación de estos factores, a los que sumariamos otros de perfil emocional propios de cada persona, es la que determinará principalmente nuestro grado de preparación en el campo de la autodefensa, con independencia del nombre del arte marcial que practiquemos.

El Nunchaku complementa el entrenamiento de los más pequeños

Es habitual que en los meses de verano las corrientes de aire procedentes del desierto del Sahara salten el estrecho y se adentren en Europa afectando principalmente a los países del sur del continente. Este año la calima no ha faltado a su cita y el incremento de la temperatura ha sido muy intenso en las tierras del interior de la península Ibérica. El bochorno algunos días parecía difícilmente soportable y buscar un lugar a la sombra, cerca del agua o junto al ventilador parece lo más aconsejable. En este contexto, se hace más necesario que nunca aguzar el ingenio y presentar propuestas suficientemente atractivas como para mantener el interés de los alumnos por acudir al gimnasio y meterse en la sala de entrenamiento. Por eso, durante el pasado mes de julio un buen aliciente para los más pequeños podría ser el entrenamiento con Nunchaku. 

Nunchaku es nombre japonés de un pequeño mayal utilizado secularmente en tareas agrícolas, como desgranar las espigas de cereal. De esta herramienta sabemos que los nativos de Okinawa le dieron un uso como arma en sus enfrentamientos con los bandidos salteadores de caminos y las fuerzas de ocupación del archipiélago durante la prohibición de tenencia de armas. Pasado el periodo de sometimiento, el amor de este pueblo por conservar sus tradiciones hizo que su uso se sistematizará dentro de una disciplina conocida como Kobudo y fuera enseñado en paralelo a los practicantes del To-te (Karate).   

Actualmente en el mercado podemos encontrar modelos adaptados para iniciación, con un armazón ligero cubierto de goma espuma que  minimiza la posibilidad de dañarse  como consecuencia de los impactos y reduce drásticamente el riesgo de lesión. Un prototipo muy adecuado para  ser manejado por los no iniciados e igualmente recomendable para los más pequeños. Hemos aprovechado esta circunstancia para dedicar buena parte de las sesiones de entrenamiento infantil para adentrarnos en la manipulación de este instrumento que popularizara el mítico bruce Lee en la década de los setenta. Los niños se han entregado con mucha ilusión a su manejo: guardias, defensas y ataques, ejercicios de golpeo y control y diversas maniobras con pequeñas dosis de malabarismo; una  práctica han servido de estímulo y divertimento con la que romper con la rutina de los meses precedentes, antes de iniciar el merecido descanso veraniego.

martes, 3 de abril de 2012

El Kiai

Introducción.

Uno de los aspectos externos con los que popularmente se asocia a las artes marciales es la emisión de unos gritos que de forma casi ritual acompañan a los movimientos de los luchadores. A lo largo de este artículo trataré de esclarecer, aunque sea someramente, algunos de los fundamentos y principios de este elemento.

En primer lugar, debemos tener en cuenta que el grito no es un mecanismo exclusivo de las artes marciales orientales, sino un uso que ha acompañado al ser humano desde sus primeros tiempos. El alarido desde siempre ha sido usado en el combate, en la cacería, en el trabajo, en el juego, en todas las actividades del hombre; recurrimos a esta técnica, de forma más o menos consciente, en momentos cruciales, cuando el esfuerzo humano se enfatiza y precisa de la liberación de toda su energía.
Grito de combate de Leónidas (Gerard Butler), en la película “300”

De este modo, el grito  está presente en el momento el hacha corta el tronco, cuando el pico o la azada horadan la tierra, cuando el cazador arroja su jabalina, el lanzador impulsa el peso,  cuando el saltador inicia su propulsión…

Este “rugido” puede ser apreciado en los momentos culmen de diversos deportes



Posiblemente uno de los máximos responsables de la relación del grito con las artes marciales orientales fue Bruce Lee, que en la década de los 70 interpretó varios largometrajes cuyas coreografías de lucha eran acompañadas de una retahíla de alaridos muy peculiares que captaron la atención de público que pronto trató de imitarlos.


1. Significado:

Dentro del ámbito de las artes marciales, y dirigiéndome a los más legos, debo señalar que estamos hablando del Qi-yi-i o Fa Sheng (China), Het (Vietnam)kihap (Corea), aunque es más popular el nombre de Kiai, un término japonés que etimológicamente, se compone de dos vocablos:
·       KI  () que significa "mente", "resolución", "espíritu". Más concretamente, en lo que nos concierne, es la energía vital que hay en cada uno de nosotros. También conocida como Chi (chino) o  prana (hindú)
·         AI   () una forma verbal que significa unión.
Por lo tanto, podemos traducir KIAI como “unión de los espíritus” (percepción, voluntad decisión, acción). Hay dos tendencias que pretenden explicar este concepto de unión: por una parte una orientación de carácter esotérico, de clara influencia taoísta, que alude a la posibilidad de canalizar nuestra propia energía (de un nivel superior) en armonía con la de nuestro oponente (más débil) a fin de dominarlo sin necesidad del choque físico; de otro lado, encontramos una visión exotérica que lo interpreta como una acción conjunta de la energía física y la energía mental del sujeto  que libera este poder en el momento de la ejecución técnica, por lo general  exterioriza por medio de un grito. Este extremo es corroborado por el estudio realizado por Zamora y Salazar (2002), que concluye que la implementación del grito personal como un recurso ergogénico puede afectar positívamente sobre alguna destreza específica, si éste es utilizado en el preciso momento en el que se realiza la destreza.
Evidentemente KIAI en sí mismo no es una palabra que pronunciamos al chillar, sino la denominación en lengua japonesa del mecanismo que acompaña al grito. E.S. Harrison, en su libro de 1913  "El Espíritu de Lucha de Japón" (The Fighting Spirit of Japan) describió Kiai como "el arte de concentrar toda la perfección de la propia energía, física y mental, a un objeto determinado, con determinación incesante, de modo que se logra el objetivo."


Robert Lasserre en su obra "Kiai y Kuatsu” (1964) define el Kiai como una especie de grito especial no modulado, arrojado sea para reanimar un hombre en estado de muerte aparente, sea para subyugar  y someter un adversario o hacerlo caer en síncope’.

Asimismo, el Kiai permite a una persona purificar su mente de pensamientos extraños, dejando simplemente la pura energía (ki) que le hace actuar, y le confiere toda su intensidad."





2. Naturaleza del Kiai:

Desde el punto de vista fonético es un sonido abdomino-gutural caracterizado por ser voluntario, no articulado y sin modular.  Según el Dr. Guillermo A. Laich  “…en realidad procede de las mismísimas entrañas del deportista en busca de “algo más.” Un sonido altamente específico que requiere de una potente, puntual, y secuencial contracción de la musculatura abdominal y lumbar, y que procede mucho más de la zona inferior del tronco – donde se encuentra el centro de gravedad corporal – que de la zona superior torácica.

Podemos conceptualizar el Kiai como un fenómeno de naturaleza compleja,  ya que en él que se integran factores de tipo fisiológico, neurológico y emocional.
El componente fisiológico del Kiai está asociado a la respiración. Una respiración correcta debe ser de tipo abdominal profunda y prolongada (fukushiki kokyu) tomando el aire sin levantar los hombros y llevándolo a la parte inferior de los pulmones; ahí se encuentran las costillas flotantes que por ser movibles permiten el introducir mayor volumen de aire en nuestro organismo y, por tanto, aumentar la capacidad respiratoria. Todo el proceso de intercambio gaseoso es controlando con los músculos ventrales y el diafragma.  
Laich señala que mediante la emisión de este grito o gruñido se superan los mecanismos inhibitorios de la contracción muscular provenientes del órgano tendinoso de Golgi. El hecho de gritar automáticamente genera una serie de estímulos que potencian la contracción muscular más allá del límite fisiológico. El grito desinhibe y activa el sistema contráctil de una manera consciente. En este mismo sentido, Ikai y Steinhaus (1961), inciden en que el estímulo del grito aumentó la fuerza por encima de los niveles normales debido a una modificación temporal de la función del sistema nervioso central.

Asimismo, nos encontramos con un componente psicológico en el Kiai. Por unión de los espíritus debemos entender también la participación de la fuerza mental, que es un factor esencial del Kiai. La posibilidad de concentrar toda la energía mental en un solo objeto, con la determinación de alcanzar o dominar este objeto.
Kumashiro Hikotaro  en su obra El arte del Kiai" dice: “El Kiai implica la fabricación de un cuerpo fuerte por medio de una mente fuerte, endurece todo el ser, haciéndolo invulnerable al ataque. El secreto de la victoria en un encuentro reside en esto: no pensar en vencer sino en no ser vencido. Uno es derrotado, porque trata de vencer. Si no es vencido, la victoria siempre estará de su lado”.
Se reconoce al grito  la capacidad de subyugar estados emociones como el miedo o la ira y elevar el propio nivel de predisposición emocional hacia  la acción, hacia el combate. El grito también cumple una función catártica que permite la liberación de la ansiedad favoreciendo la sublimación y canalización de esta en forma de energía física
Otra de las funciones del grito o gruñido es alterar la concentración de su oponente o inhibir su capacidad de respuesta. En palabras de Taisen Deshimaru “Las vibraciones poderosas del Kiai paralizan momentáneamente al adversario”.

3. Práctica del Kiai:

Esta capacidad del Kiai lo convierte en una habilidad técnica que potencialmente puede ser aprendida, comprendida, experimentada, desarrollada y, por último, dominada.
Desde tiempos muy remotos ha existido la voluntad de conocer la forma en que la fuerza vital opera en nosotros para su mejor aprovechamiento. Los maestros de artes marciales de Oriente siempre han creído que pueden aprovechar esta energía a través de un entrenamiento adecuado. Así tenemos las técnicas de Chi Kung (Qi Gong) o ki Jitsu. Aunque se trata de un proceso complejo que tarda años en perfeccionarse para convertirlo en efectivo y natural, de forma más simple puede ser descrito como un método de canalización de la energía “ki" susceptible de ser utilizado para mejorar  nuestra capacidad de combate.

El entrenamiento de Kiai requiere del control de dos elementos esenciales que deben ser estudiadas conjuntamente: postura y respiración. La postura: se debe mantener el cuerpo relajado, elástico, sin tensión, conservando la boca cerrada y la barbilla ligeramente remetida hacia la garganta. El otro factor es la respiración tal y como hemos detallado anteriormente. Raymond Thomas en su libro “Relación Practica del Zen al Budo” (1971) establece una analogía con epranayama de los hindúes, en japonés denominado haragei. Podemos describir tres partes: 1) la inhalación: el aire penetra en nuestro organismo a través de las ventanas nasales esforzándose por enviarlo lo más abajo posible utilizando el diafragma. 2) El aire se concentra en el bajo abdomen "hara” o “ Seika Tanden” (espacio entre el ombligo y la parte superior de la pelvis), donde se bloquea. 3) Abrir la boca, relajar el diafragma y espirar profunda y bruscamente todo el aire. El grito, se realiza al tiempo que expulsamos el aire.
Desimaru nos dice “Emite tu grito con todo lo que eres, comenzando en el hara, el abdomen bajo o intestinos - el lugar que los japoneses también llaman kikai, el océano de energía. Hacerlo correctamente es también haber aprendido respiración Zen, que es igual que en Budo -- una larga exhalación, tan profunda como se pueda. Justo al final de ella, la energía de uno es la mayor. El Kiai es esa misma exhalación, combinada con un grito; el sonido debe surgir naturalmente de las profundidades del cuerpo, y para esto uno, obviamente, tiene que saber respirar, lo que pocas personas saben hacer”.

4. Realización del Kiai:

El Kiai debe ser corto, quebradizo, y sonoro.  Elmar Schmeisser, en su libro, “Advanced Karate-Do” (1994). señala, “el Kiai se corta brevemente en la garganta y para con la tensión máxima del músculo en el momento del impacto.

La realización del KIAI tiene dos vías: La primera, mediante un grito sonoro, que se realiza al tiempo que mediante la expiración profunda expulsamos el aire proveniente del hara. La segunda, es un fenómeno de grito silencioso que proviene de las profundidades del ser, posiblemente reservado solo a expertos o grandes Maestros. Este grito proyecta una energía sutil, aunque perceptible, que puede manifestarse en la mirada.

El objetivo de los gritos sonoros y silenciosos, es el mismo, emitir vibraciones susceptibles de perturbar al adversario, pero también puede servir para reanimar a los que han perdido el conocimiento, gracias al choque producido por la vibración.


5. Tipos de Kiai:


Según la intensidad del grito, algunos maestros pretenden clasificar el Kiai en cuatro o cinco categorías básicas: 1)de tono bajo, en el momento en el enfoque de una técnica, 2) agudo después de una técnica, como un grito de victoria, 3) baja a media aguda justo antes de una técnica de difusión, a golpes o confundir el pensamiento de un oponente, 4) medio tono para los propósitos de la reanimación, y 5) silencio (Kensei), para su uso en ciertos ejercicios de meditación.
El Maestro Hidehiko Ochiai, comenta que el volumen no es siempre un requisito para una buena lucha Kiai: "Cuando usted está en un nivel avanzado se puede ejecutar un buen Kiai sin gritar ni chillar. El mero grito no significa que el Kiai sea buena, y un buena Kiai puede o no producir un sonido fuerte o gritar." Ochiai prefiere categorizar el Kiai en: 1) de largo y fuerte, 2)  corto y fuerte, y 3) corto y tranquilo. 

6. El Kiai como técnica de reanimación:

No quiero concluir este artículo sin dejar de recomendar la lectura de "Kiai y Kuatsude Robert Lasserre.  Una obra de referencia parta todos aquellos que estén interesados en  la materia. Por último, recurriendo a este autor, señalaré la posibilidad terapéutica del Kiai El objetivo es invertir el estado de síncope de la persona que lo recibe acelerando la frecuencia cardiaca y aumentando la tensión arterial y la función respiratoria. “Para que el Kiai produzca el efecto perseguido (kuatsu), debe poseer una cualidad particular y una integridad suficiente para desatar un proceso fisiológico acelerador. (…) Hay que actuar, pues, poderosamente sobre los órganos de la audición. Esta facultad no se da, evidentemente, más que en aquellos a los que un entrenamiento constante les permite lanzar un Kiai eficaz.


Javier Fernández-Bravo del Prado
Dtor. Técnico Club Shotokan-Ciudad Real
Maestro Entrenador Nacional de Karate
Maestro Entrenador Nacional de Nihon Tai Jitsu