martes, 28 de febrero de 2012

Ruta por la Tablas de Daimiel


El domingo, 12 de febrero realizamos una ruta turística a las Tablas de Daimiel organizada por nuestro amigo Manolo Martín-Portugués, director técnico de NaturAventura. El punto de encuentro fue una cafetería de Ciudad Real donde tomar un café o chocolate con churros para entornar el cuerpo en una de las mañanas más gélidas del presente invierno. Cuando media hora después llegamos al centro de visitantes del parque nacional y nos apeamos del coche sentimos como el viento del norte inclemente hacía que los -5º pareciesen pocos y ateridos a pesar de la ropa de abrigo comenzamos a cursar una visita guiada por lo más significativo del humedal manchego, el más pequeño de los parques de la red nacional y a la vez más importante masegal de Europa. Para los menos conocedores de la importancia de este oasis en el corazón de La Mancha, declarado reserva de la biosfera en 1981, les diremos que el nombre de tablas se debe al encharcamiento superficial de grandes extensiones del terreno, que en este caso se produce en y por la confluencia de los ríos Gigüela y Guadiana, que aportan agua salobre y dulce respectivamente y producen este milagro de ecosistema que ocupa una superficie de casi dos mil hectáreas de los términos municipales de Daimiel y Villarrubia de los Ojos.

Realizando una pequeña ruta guiada de recorrido circular por el interior del parque que discurre por la red de  pasarelas que unen varias islas, como la del pan. En esta ruta de poco más de dos kilómetros, encontramos en diversos puntos observatorios desde los que apreciar algunos elementos de la fauna como ánades, fochas, gallinetas, flamencos, cormoranes, garcetas, gaviotas reidoras, etc. También debemos destacar la flora, especialmente los tarayes y la maraña de carrizo, enea y masiega que surge por doquier.
Finalizada la ruta interior del parque, la siguiente parada es la visita al molino de Molemoncho, uno de los más antiguos molinos hidráulicos harineros de Castilla-La Mancha, recientemente restaurado y abierto a los turistas.
Y desde Molemencho, iniciamos el itinerario que bordea el límite sur del Parque Nacional, algo menos de 9 kilómetros de camino de tierra que en gran parte transita por la ribera del río hasta llegar a Puente Navarro, un nuevo conjunto de puente, casa y molino situado en la carretera que va desde Daimiel a Malagón.  En sus cercanías, en 1987 se levantó una represa en un intento de mantener un nivel mínimo de encharcamiento del humedal cuando el aporte hídrico escasea y persiste la sequía y los regadíos esquilman el agua de las Tablas. Desde aquí el Guadiana sigue su curso hasta embalse del Vicario, en el término municipal de Ciudad Real. Es el momento de hidratarse en el mesón que aquí se encuentra tomando unas cervezas o vinos con la preceptiva tapita de pisto o migas.
Y terminada la ruta, nos llegamos hasta el Santuario de las Cruces donde nos espera un guiso de costillas con patatas, para reponer fuerzas mientras alrededor de la mesa cambiamos impresiones en animada tertulia.